El SEMANARIO RECONQUISTA es el órgano de prensa de la Agrupación Reconquista del Partido Colorado, fundado por Honorio Barrios Tassano y Carlos Flores. Director Prof. Gustavo Toledo.

domingo, 27 de mayo de 2012

El monopolio de la fibra

Por Carlos Maggi 

La obra de Antel en contra de un buen servicio de comunicaciones, empezó hace veinte años justos. En 1992, los funcionarios de Antel sintieron el peligro de ser controlados por una asamblea de socios y movidos por ese temor organizaron un plebiscito contra la ley de entes autónomos. El escrutinio fue favorable a los empleados.

Los clientes de Antel votaron por los dueños del monopolio. Fue un inolvidable momento de ignorancia popular y de rígida y mal entendida ideología batllista.

De este modo quedó establecido un gran absurdo, muy perjudicial para el bien colectivo. A tal grado perturban los defectos en el esqueleto que, desde entonces, todos los gobiernos prometen la reforma del Estado; y ninguno de ellos ha logrado atenuar la malformación del aparato estatal.

A los burócratas del Uruguay que son legión, se les llama ¡trabajadores! y eso les da una cobertura y un estilo en su acción gremial que los asimila a los proletarios. Media en esto una confusión entre entidades radicalmente diferentes.

Los funcionarios públicos tienen sindicato y hablan como los oprimidos y manejan los valores que corresponden a los explotados por un patrón. Pero ¡son inamovibles! Y el temido dueño de la empresa es alguien que no tiene afán de lucro. Al revés, el gobierno empleador del funcionario, tiene interés político en halagar a su gente.

La diferencia entre la situación de un trabajador y un burócrata es abismal, pero para el tratamiento de las cuestiones laborales, las expresiones son las mismas y los valores se ordenan mecánicamente. Es del mejunje de los términos, que salen las maniobras. En el caso del Uruguay, donde la mitad de la economía está en manos de empleados públicos, la igualación del habla lleva a casos aberrantes: al hundimiento del mundo laboral en beneficio creciente de una casta autónoma y favorita.

Los verdaderos trabajadores son las víctimas de los precios monopólicos de las empresas públicas y son víctimas del desprecio con el cual los burócratas tratan al público y al país. En los hechos, funciona un espejismo: es como si los entes fueran la patria.

Por si ese truco no bastara, sucede para reforzar el no sense nacional, que el patrón Estado no tiene afán de lucro, pero tiene afán electoral; y para ganar poder (las pérdidas las pagan los usuarios) el patrón (los políticos) tratan de caer en gracia.

Aunque también es verdad que este planteamiento se complica por la maldad ostensible de los monopolios, que cada vez son más difíciles de justificar. Todo monopolio se crea para ordeñar a los clientes cautivos. Cuando hay "UNA" empresa (te guste o no) va a imponer sus abusos y sus faltas de sentido.

En el horrible caso de Antel su voluntad pugna para atajar el progreso técnico. Una entidad en competencia con otras similares, cuando se abraza al pasado, se funde como le pasó a Kodak: se quedó sin clientes, cuando se quedó vendiendo rollos de negativos, en medio de la eclosión digital.

Las tres empresas más grandes del Uruguay, industriales y comerciales (Ancap, Antel y Ute) son monopólicas y en consecuencia los combustibles, las comunicaciones y la electricidad se venden a precios muy superiores al precio internacional; mientras los combustibles son de calidad inferior, las comunicaciones son más lentas y la electricidad, tan escasa que Ute paga para que no le compren.

Estos desbarajustes autónomos, cobran lo que quieren y arrojan pérdidas tan cuantiosas, que afectan el equilibrio presupuestal de la Nación.

Las amas de casa registran el atropello al cual me refiero: mes a mes, pagan las cuentas rollizas que le llegan al hogar. Es en estas condiciones que el gobierno actual, para satisfacer los reclamos del sindicato de Antel, resuelve imponer un monopolio más: intenta prohibir para los demás el uso de la nueva técnica para la transmisión de datos.

Antel que ostenta el monopolio de la telefonía fija, lo ejerce usando venerables cables de cobre, una antigualla que cada vez contrasta más sus gordos aparatos con lo que es un teléfono. Se da en el Uruguay una larga maniobra inadmisible, a raíz de cual, las telecomunicaciones son voluntariamente inferiores.

Antel deteriora, por todos los medios, la velocidad de la banda ancha para que la transmisión de la voz humana por otras vías se haga imposible. Dicho más claro: para evitar que una empresa semigratuita como Skype, que el resto del mundo usa normalmente para comunicarse por teléfono, pueda sustituir a nuestra telefonía fija, técnicamente obsoleta.

Para proteger su privilegio, Antel rechazó la conexión al cable de Global Crossing que circunda el continente; le fue ofrecida sin costo y Antel no aceptó ¡alegando falsamente, que la demanda estaba satisfecha! Y del mismo modo, Antel hizo anular la licitación para la compra de fibra óptica (cuando se iba adjudicar) y así se impidió que Antel mejorara su servicio.

¡Esa fibra en la medida que mejora las comunicaciones, atenta contra el monopolio de la telefonía fija! La empresa dedicada a comunicar, actúa como el perro del hortelano.

Al ente Antel no le bastan los retrocesos descritos, ahora necesita detener el buen servicio ajeno y pide un nuevo monopolio. ¡El monopolio de la fibra óptica! Algo así como si Ancap exigiera monopolizar el hormigón, a pretexto de vender nafta.

El procedimiento atolondrado seguido en el caso de la transmisión de datos mediante fibra, es vergonzoso.

Primero hubo una resolución del directorio de Antel, que le dio orden a la empresa "Claro" de desmantelar sus conexiones de fibra. Después intervino la Ursec, para imponer lo mismo mediante su "autoridad" en la materia. Después se firmó un decreto imponiendo la prohibición de usar fibra. Después de esa escalada, alguien se dio cuenta que los monopolios se imponen por ley y que todo texto referido a monopolios es de interpretación estricta: solo se monopoliza lo que la ley nombra de modo preciso e inequívoco. De ese modo aterrizaron en la etapa de usar la iniciativa del Poder Ejecutivo en materia de leyes y se abocaron a redactar el proyecto…; y ese momento se acordaron de lo que había dicho sabiamente, el Presidente de la República:

-"Si yo me atengo a la lealtad de competencia internacional, el espacio de las telecomunicaciones uruguayas termina en dos o tres empresas transnacionales. Pero si me pongo a obstruirles el paso le creo un problema jurídico al país" -lo dijo Mujica el 17 de marzo; y esas palabras lo honran. (El Observador, 18/3/12)

El tratado de libre comercio con México es la norma en la cual se apoyará la telefónica Claro para defender su justo derecho; y todo indica que Claro ganará en vía judicial. Pero el daño ya está hecho.
Sucede que se procede sin estudiar, como quien mira a Tinelli, para no pensar en nada. ¿Dónde están los asesores de este gobierno? ¿Cuántas veces vamos a desmentir la promesa de "vengan tranquilos a invertir aquí", si aquí tenemos impuestos traicioneros, denuncias para la impositiva argentina, develación de sociedades anónimas, monopolios chuecos?

Hay que hacer dieta de Argentina, su enfermedad moral es contagiosa. Debemos dragar y dragar, hacer cualquier sacrificio con tal de mantener caudaloso el río que nos separa de los asambleístas de Gualeguaychú. El Uruguay se cristiniza en cómodas cuotas mensuales. ¡¡¡Ay!!! Esto de monopolizar la fibra óptica, es como quedarse con el gas de Neuquén… pero a lo chico. Cosa de ratero. También para hurtar con disfraz de patriota, se necesita grandeza.

Fuente: Diario El País

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